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Por Histórikas
- No te creas por completo las historias que dicen de ti. Aprende a tu ritmo, descubre en qué eres buena, reconoce tus talentos y esfuérzate en aquello que te cuesta más. Confía: tú puedes.
- No existen las “mejores amigas”, existen las amistades que se construyen con respeto, confianza y sin competencia. No necesitas colocarte por encima de nadie ni demostrarle nada a nadie. Las relaciones sanas no humillan ni hieren.
- Cultiva lo que te da placer: dibujar, escribir, hablar en público. No dejes que te callen y, sobre todo, no te calles a ti misma. Tu voz es importante y valiosa.
- Ser mujer no es menos que ser hombre. Puedes lograr lo que te propongas. Aprende, cuídate y, cuando algo te incomode, busca salir con precaución y confianza.
- Decir “no” también es un acto de valentía. No hagas lo que no quieres solo por presión. Escucha tu intuición: ese sentir que recorre todo tu cuerpo es sabio.
- Aprende a cuidarte también en las redes sociales. Evita interactuar con personas que no conoces. Los mismos cuidados que tienes en el mundo real deben aplicarse en el mundo digital. Aprendamos a elegir con quién queremos relacionarnos y no permitamos que nadie nos presione a hacer cosas que no deseamos.
- El amor no solo viene de una pareja. Viene también de amistades, familia, de tu madre, mascota y, sobre todo, de ti misma. Aunque no nos enseñen en la escuela, merecemos aprender a amarnos: a nuestro cuerpo, nuestros logros y nuestra vida.
- No te apresures a tener novio o casarte. Ese no es el fin último de tu vida. Cree en ti, imagina y crea un proyecto de vida y en cómo hacerlo realidad.
- Rodéate de personas que te impulsen a crecer. Mujeres y otras personas que te hagan sentir capaz de mejorar, aprender y avanzar en lo que es importante para ti.
- No te compares con los modelos irreales de la televisión o redes sociales.
Y además…
- No hay tareas “de mujeres” o “de hombres”. Cocinar, limpiar, lavar, planchar, cuidar mascotas y mantener un hogar digno es responsabilidad compartida. No lo haces mejor por ser mujer; solo fuiste educada para hacerlo. Pero todos pueden —y deben— aprender a hacerlo también.
- Tienes derecho al descanso, al disfrute y al gozo sin culpa. Leer, pasear, mirar el cielo, mojarte bajo la lluvia, respirar aire fresco y disfrutar de la naturaleza es también un acto de libertad.
- Combatamos la pena y la vergüenza por existir o pedir ayuda. Mereces vivir con alegría, pedir apoyo y vivir con dignidad.
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